INFRAESTRUCTURAS CRÍTICAS BAJO AMENAZA CIBERRESILIENCIA PARA UN MUNDO HIPERCONECTADO

La ciberresiliencia, entendida como la capacidad de una organización para anticiparse, resistir, recuperarse y adaptarse ante ciberataques, se ha convertido en una prioridad para las infraestructuras críticas en el periodo 2025-2026. La creciente sofisticación de las amenazas cibernéticas exige estrategias robustas que garanticen la continuidad operativa y la seguridad de servicios esenciales.
En Europa, la Unión Europea ha tomado medidas significativas para fortalecer la ciberseguridad. En enero de 2025, la Comisión Europea propuso la creación de un centro paneuropeo de ciberseguridad destinado a proteger a hospitales y proveedores sanitarios de ataques en línea. Este centro, integrado en la Agencia de la UE para Ciberseguridad (ENISA), proporcionará orientación, herramientas y entrenamiento para mejorar la prevención y respuesta ante estos ataques. Esta iniciativa surge en respuesta al incremento de incidentes en el sector sanitario europeo, que en 2023 registró 309 casos de ciberseguridad.
En España, la Diputación de Gipuzkoa y varios ayuntamientos sufrieron un ciberataque masivo en marzo de 2025. Este ataque, identificado como de denegación de servicio distribuido (DDoS), interrumpió el acceso a páginas web y sistemas administrativos. Aunque la mayoría de las instituciones afectadas lograron neutralizar el ataque rápidamente, el incidente evidenció la necesidad de reforzar las medidas de ciberseguridad en las administraciones públicas.
Foto tomada de Google: Gipuzkoa
En Latinoamérica, aunque los casos específicos de ciberataques a infraestructuras críticas han sido menos publicitados, la región no está exenta de amenazas. La creciente digitalización y dependencia de tecnologías conectadas aumentan la exposición a posibles ataques cibernéticos. Por ello, es fundamental que los países latinoamericanos fortalezcan sus estrategias de ciberresiliencia, aprendiendo de las experiencias europeas y adaptando medidas preventivas y de respuesta a sus contextos específicos.
La preparación para ataques avanzados en infraestructuras críticas requiere una colaboración estrecha entre gobiernos, sector privado y organismos internacionales. La implementación de normativas más estrictas, la inversión en tecnologías de ciberdefensa y la formación continua de profesionales son pasos esenciales para garantizar la seguridad y resiliencia de los servicios esenciales en el futuro cercano.